Nostalgia;
según la RAE es un sentimiento de anhelo por un momento, situación o
acontecimiento pasado, algo que últimamente se encuentra en tendencia sobre
todo en el Séptimo Arte. Pero, no siempre es fácil combinar lo viejo y lo nuevo
en las artes, pues déjenme decirles que La
La Land es una de esas excepciones a ello. Dirigida y escrita por Damien
Chazelle (Whiplash), es una obra musical
que hace alusión a la época dorada del cine Hollywoodense, sin sacrificar su
esencia innovadora y fresca. Contextualizada en la época contemporánea, muestra
como historial principal, el romance entre una barista, aspirante a actriz y un
músico de jazz frustrado. Si bien ella, en un principio encarna “lo nuevo”, “lo
actual” haciendo audiciones para series de TV cuyo valor artístico es tan
profundo e intrascendente como un charco de agua (y así son la mayoría, hoy en
día, de hecho); él, en cambio, vive aferrado a las raíces del jazz y a no
dejarlas morir, por lo cual es tachado por sus contemporáneos de “tradicionalista”,
no ser revolucionario y por lo tanto, no avanzar. La disyuntiva para ambos
personajes es tan clara como compleja, ¿Renunciar a los sueños o aferrarse a
ellos? Una disyuntiva que desgraciadamente, me atrevo a decir, muchos de
nosotros enfrentamos en algún momento de nuestras vidas y debemos decidir si
seguir enfrentándola o bajar las manos. Es extremadamente fácil vivir en tu
zona de confort y permanecer en ella por el resto de tu vida, sin embargo, La La Land, me hizo preguntarme, ¿Cuándo
es tiempo de madurar, es tiempo de olvidarte de tus sueños? Es un hecho que la
vida nos alcanza y uno solo hace lo mejor que puede; no todos nacimos para ser
hermosas y delicadas bailarinas, grandes actores, músicos, escritores o cineastas o astronautas,
etc. Y aunque la simple noción del “hubiera” es encantadora y atrapante,
usualmente no nos queda más que fluir con con la vida y hacer que cada día
cuente. Todo lo anteriormente mencionado lo refleja este musical a través de su
soberbia banda sonora, su cinematografía espectacular y las grandiosas
actuaciones de Emma Stone y Ryan Gosling, sin filtros, ni pretensiones dignas
de aplauso de pie y consagrándose como
una de las parejas ícono de la pantalla grande. Como nota personal, uno de los
mensajes más poderosos de esta cinta es que “el arte (en este caso, el jazz) está muriendo” y, en estos tiempos turbulentos y de incertidumbre hace
más falta que nunca De vez en cuando es necesario regresar al origen, cultivar
nuestras pasiones y no dejar de lado lo que nos gusta y hace felices. Chazelle
es un soñador nato que retrata en sus obras, soñadores que buscan desesperadamente
realizarse a pesar de las limitaciones y circunstancias que la vida les pone
enfrente. Esta película es para todos los soñadores sin remedio como YO
comprenderé.
He
leído a diversos críticos que esta obra cinematográfica aun no puede ser considerada
una obra maestra, bueno, en mi humilde opinión, solo puedo decir que el tiempo
lo dirá. Reto a La La Land a que desafíe el paso del tiempo como lo han
hecho Casablanca, Lo Que El Viento Se Llevó, Ciudadano Kane entre
otras.