Esta biopic tiene lugar en 1820, cuando apenas se habían acordado las
fronteras definitivas entre el Virreinato de Nueva España y los EE UU, en una
tierra cruel e inhóspita por la que sólo se atrevían a adentrarse vividores,
cazadores de fortuna, traficantes de pieles y sus primeros pobladores: Indios,
dueños de las praderas, cuya civilización fue masacrada y cuyos dominios
acabaron convertidos en tierras de cultivo. Su protagonista, Hugh Glass
(DiCaprio) un trampero experto en esas tierras, se encuentra de cacería, junto
con sus compañeros, son emboscados y atacados por un grupo de indios y,
posteriormente, Glass es atacado por una osa parda, dejándolo gravemente
herido. Es luego abandonado a su suerte por un traicionero miembro de su
expedición, John Fitzgerald (Tom Hardy). A pesar de enfrentarse a un territorio
hostil, a un invierno brutal y a la guerra constante entre las tribus de
Nativos Americanos, Glass se repone y comienza una odisea para tratar de
sobrevivir en el frío clima, además de ir en búsqueda de Fitzgerald para cobrar
venganza tras los hechos ocurridos en esta historia.
En 2013 Iñárritu me sorprendió gratamente con Birdman, la
cual elogié y disfruté enormemente, en todos los aspectos, sobre todo
reseñándola, lamentablemente no puedo decir lo mismo de The Revenant. "El Negro" González Iñárritu se ha jactado
de nunca hacer una película sobre superhéroes, calificándolas de
"genocidio cultural", sin embargo, querido "Negro", te
pregunto, ¿para qué hacer una película sobre un individuo prácticamente
indestructible? ¿Qué de eso no se tratan las películas de superhéroes? ¿De
superar las adversidades que se presentan en el camino? Hay ciertas situaciones
en esta cinta que caen en lo absurdo y en lo inverosímil y sinceramente hasta
me hicieron reír. La fotografía de Emmanuel "El Chivo" Lubezki,
cumple con retratar la majestuosidad de la naturaleza y su poder brutal, pero
llega a ser impersonal y como la describió el dramaturgo y locutor Sergio
Zurita, "llega a parecer una página del National Geographic".
DiCaprio, quien está por encima de cualquier cosa como actor, va a ganar el Óscar
por esta película, que no les quepa la menor duda, y no por la calidad de la
película sino por cómo se manejan las cosas en la industria Hollywoodense.
Recordemos a Al Pacino, cuando ganó por Perfume
de Mujer y no por El Padrino o El Padrino II y tantas otras actuaciones
memorables en su haber, o en el caso de las mujeres, Julianne Moore ganó por Still Alice, cuando debió de haber
ganado por cualquiera de las cuatro veces anteriores en las que estuvo
nominada; como es el caso del propio DiCaprio.

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